Buñuelos de calabaza

Pon la calabaza cocida en un bol o recipiente ancho y hazla puré con las manos o un tenedor.

Disuelve la levadura en el agua de cocción templada (tiene que estar templada para que fermente, no vale fría) y añádela a la calabaza. Mezcla.

Añade la harina y la sal al bol y bate bien con las manos. Hay que obtener una masa ligada pero esponjosa (sin correa, que se suele decir), que se pegue a las manos. Puedes añadir más harina o agua si lo necesitas. No hay que amasar demasiado, o se nos podría romper la masa.

Tapa el bol y deja fermentar la masa durante 30 minutos, hasta que triplique su volumen.

Pon abundante aceite a calentar en una olla, pero que no llegue a humear. Prepara un pequeño cuenco con agua, pues tendrás que mojarte la mano con la que vayas a echar la masa a la olla para que no se te pegue (en mi caso la derecha).

Coge un puñado de masa con la mano izquierda. Moja la mano derecha. Aprieta el puño izquierdo, y coge con la mano derecha la burbuja de masa que ha sobresalido por arriba del puño. Clava el dedo pulgar y el corazón para hacer un agujero en la burbuja y deja caer sobre el aceite caliente. Cuando el buñuelo esté dorado por los dos lados sácalo a un plato con papel absorbente. Repite la operación hasta acabar con la masa.

Espolvorea con azúcar (opcional) y sirve.